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viernes, 24 de agosto de 2012

Perfodibujos de lo que no existe.









Las personas eran entonces redondas, con dos caras mirando en direcciones opuestas, cuatro piernas, cuatro brazos, cuatro orejas y dos órganos sexuales. Estas personas conspiraron contra los dioses y Zeus decidió cortarlos en dos mitades para hacerlos más débiles. Entonces, cada parte vivía buscando la mitad de la cual fue separada, y surgen así tres prácticas sexuales diferentes: la heterosexual, la lésbica y la homosexual. Nos dice Platón:

El Banquete

"En primer lugar, tres eran los sexos de los hombres, no dos como ahora, sino que había además un tercero que era común a esos dos, del cual perdura aún el nombre, aunque él mismo haya desaparecido. El andrógino (hombre-mujer), en efecto, era una sola cosa en cuanto a figura y nombre, que participaba de uno y otro sexo, masculino y femenino, mientras que ahora no es sino un nombre que yace en la ignominia (...) Eran tres los sexos y de tales características por la siguiente razón: lo masculino era en un principio descendiente del sol, lo femenino de la tierra, y lo que participaba de ambos de la luna porque también la luna participa de lo uno y de lo otro (...) Eran pues terribles por su fuerza y su vigor y tenían gran arrogancia hasta el punto de que atentaron contra los dioses (...) Entonces Zeus y los demás dioses deliberaron lo que debían hacer con ellos (...) Tras mucho pensarlo, al fin Zeus tuvo una idea (...) fue cortando a los andróginos en dos, como los que cortan las yerbas y las ponen a secar (...) Así pues, una vez que la naturaleza de este ser quedó cortada en dos, cada parte echaba de menos a su mitad, y se reunía con ella, se rodeaban con sus brazos, se abrazaban la una a la otra, anhelando ser una sola naturaleza (...)" Desde hace tanto tiempo, pues, es el amor de unos a otros innato en los hombres y aglutinador de la antigua naturaleza, y trata de hacer un solo individuo de dos y curar la naturaleza humana (...) En consecuencia, cuantos hombres son sección del ser común que en aquel tiempo se llamaba andrógino, son aficionados a las mujeres (...) y, a su vez, cuantas mujeres son aficionadas a los hombres. Pero cuantas mujeres son sección de mujer, no prestan mucha atención a los hombres, sino que se interesan más bien por las mujeres (...) En cambio, cuantos hombres son sección de varón, persiguen a los varones, y, (...) disfrutan estando acostados y abrazados con los hombres (...) Así pues, cuando se tropieza con aquella verdadera mitad de sí mismos (...) se siente un maravilloso impacto de amistad, de afinidad y de amor, de manera que no están dispuestos, por así decirlo, a separarse unos de otros ni siquiera un instante."

El discurso de Aristófanes. "El Banquete". Platón.

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